viernes, 28 de agosto de 2009

El gallo eduardo montenegro

Max Jacob estaba convencido de que la emoción artistica acaba, cuando el análisis y el pensamiento intervienen. Y creo que yo estoy convencido de que estoy de acuerdo con él.



Persuasión en la mirada de un gallo afónico
Que te convence por corriente y por necesidad
De dejar a un lado el reposo agónico

Que te separa tanto de la vida como de la realidad


El gallo afónico te suplica con la mirada

Te mira suplicando que te levantes y andes
Como Jesucristo con Lázaro (levántate y anda)

Como hacía antes la vida con su decir pedante.


¿Y si el gallo no te mira suplicante?

Quizás tenga simplemente mirada de gallo

Insignificante a todo pero aparentemente atenta
Aplastantemente insustancial, elegante en el desmayo.

Quizás todos los gallos del mundo miren de ese modo
Pero este es el único gallo con el que me he cruzado

Es al único al que le otorgo un poco de todo
De todo eso que me sirve para dejarme hipnotizado

La “auto-Hipnos” es algo peligroso a la vista de un ser humano dotado de vida
Pero no para un gallo

Si cada vez que me miro en el espejo me digo “levantate y anda”

Pero no soy capaz de levantar ni mi voz ronca
Quizá tenga problemas para auto-hipnotizarme

Quiza tenga problemas para levantarme y andar
Quiza tenga problemas incluso para tomarme en serio
Y otorgarme la lujosa capacidad de decidir como un ser humano.

martes, 18 de agosto de 2009


Moraleja: no todo en esta vida tiene moraleja (para todos), pero la distribución de las palabras en la hoja le da a todo un toque mucho más didáctico, y un choque frontal de fluidez. Que paradójico…