domingo, 29 de mayo de 2011

Seguimos vivos... ...o vivimos



En el atardecer de las vidas,
En el umbral de los entornos alejados,
En el piso contiguo a la tristeza
O en el lejano occidente, donde todo es número o letra.

En la mano ajena, que sostiene tu palabra
O en la boca propia que deja resbalar una mueca de avaricia
O quizá en el velo oscuro que une todas las cabelleras
en nada comentable.

En el peregrinaje,
O en el sedentarismo del sediento.
En el perfeccionismo
O en el defecto de lo inútil.
En el ropaje púrpura
O en el oasis de agua impura en medio del arrozal.

En casa propia o en hogar ajeno,
En el sendero hacia la gloria
O en el ajetreo de la propiedad del cieno.

En el barrizal menos profundo,
En el cemento menos compacto,
En el profano cementerio
O en el compañero mas bárbaro.

En la lejanía de lo cercano,
Por usual.
En la cercanía de lo lejano,
Por interesante.
En lo inusual de lo interesante,
Por cercano.

Fe, error, solución o sacrificio.
Ermita caída o cabeza levantada.
Párrafo escrito o amor desenterrado.
Verbo hecho carne, o amor ‘descielado’.
Texto hecho poema, o poema hecho texto.
Vida hecha obra, o amor, poema, cabeza y vida.

Tenemos vida, o vivimos.
Queremos vida o vivimos.
Sentimos vida o vivimos.
Tenemos,
Somos,
Perdemos,
Esperamos,

Sentimos,

Amamos,

Intentamos

o vivimos.

Seguimos vivos…
…o vivimos.

lunes, 23 de mayo de 2011

El estrabismo de España



Por lo general los ojos de un español con una edad impropia de la juventud, siempre miran hacia un lado, están obcecados, se dejan llevar por la cuesta ladeada de la tradición familiar y por las ideas políticas que tienen en su rango de visión.
La cercana historia de España ha sido la causa de grandes y pequeñas desgracias para sí misma, y para su gente. En el mundo hay grandes ideas, pequeñas ideas e ideas absolutamente prescindibles. Pero en España las ideas son como los bebés: si es niño se le viste de azul, si es niña de rosa. En España las ideas se visten del color que “les corresponda”, y se clasifican: las de un color de la raya hacia un lado, y las del otro en el lado contrario. Si fuesen niños o niñas a los que hay que distinguir por el color, esto no sería un problema, pero las ideas no tienen sexo, no sólo no hace falta distinguirlas con un color: asexuadas e incoloras en un principio, si se colorean, se vuelven poco atractivas para quienes tienen los ojos ladeados y la cabeza fija.
Los ojos de un español con una edad propia de la juventud, no saben dónde mirar. Las cuestas ladeadas de la tradición familiar ya no son tan pronunciadas. Tan sólo distinguen dos cúmulos de lo que en lontananza, y cada uno en un extremo de una línea recta dibujada en el suelo, parecen ser ideas revoloteando e intentando escapar de las garras de unos tipos, que con látigos y porras, procuran que no salgan de un perímetro prefijado.
Entonces el joven no sabe dónde mirar, y un ojo se le va hacia las ideas vestidas de niño, y el otro hacia las ideas vestidas de niña. Y deja de ver con claridad, y le embriaga un sentimiento de duda y desesperación.
Llegados a este punto la personalidad individual de cada uno hace su efecto. Unos se quedan quietos y dejan de usar sus ojos estrábicos:, dejan de ver. Otros miran a sus padres o a su entorno y ven que lo tenían más fácil con los dos ojos desviados hacia el mismo punto, y se dejan llevar por la pendiente, ahora más angosta y pronunciada.
Finalmente y por fortuna, hay más gente. Existe quien se acerca a cada cúmulo ideológico y planea una huida para cada idea, y las libera. Y hace de cada idea una parte de su pensamiento. Y las quita las ropitas coloreadas y las deja de un color carne natural, y las deja crecer según sus propios medios y procesos evolutivos. Y se convierte en alguien con ideas propias, y deja de ser estrábico y convierte a sus ojos en algo nuevo y móvil. Y deja de ver las cosas en una dimensión. Se da cuenta de que hay espacio más allá de la línea recta. Y ve a los bizcos y a los de mirada horizontal y fija, y ve gente con cabezas de alquiler, mal cuidadas y con una necesidad imperiosa de que alguien les haga una limpieza general.
Pero no es suficiente tener ideas propias y ver el mundo en varias dimensiones. Tener una gran idea sin llevar a cabo una acción que la ponga en práctica o la defienda, es como si alguien compusiese la mejor canción de mundo, pero no quisiera interpretarla. Es algo inútil. No es ni inútil, sencillamente es como si no existiera. Son ideas que no existen, porque no se transmiten: las ideas que no se comunican no son ideas, son sólo pensamientos.
Por suerte en España el número de gente pluridimensional y mirada personalizada, está creciendo poco a poco, y cada vez más.
Sólo falta que convirtamos nuestros pensamientos en ideas, y nuestras ideas en algo útil para nuestro país, nuestra sociedad, y nuestra política, hasta ahora rectilínea y causante de una sociedad de gente de mirada pérdida y carente de pluralidad, en cuanto a puntos de vista.

martes, 17 de mayo de 2011

Sugiero que el mundo pare...


Sugiero que el mundo pare,

Aunque sea sólo un instante.

Que pare a pensar, que se vea un espejo,

Un espejo para planetas.

Que se plantee de nuevo su vida,

Que se plante y le eche coraje.

Que plante de nuevo

Todas las plantas, ya muertas.

Que reviva viejos momentos

Y remate lo inacabado.


Sugiero que tras la parada,

El mundo gire sin más,

Como si nada.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Ciegos y Sordos




Al mundo le hablan voces sin escrúpulos,
Le cercan sin medidas clarificadoras,
Y le colorean con una sola gama de grises.

Las cámaras de vigilancia nunca fueron por la seguridad de los ciudadanos,
El límite de velocidad no es para los que se detienen a ver el paisaje,
El último respiro siempre será profundo, aunque racionen el aire de cada cual.

Cuando me vengan con pamplinas de problemas eléctricos,
Y malformaciones atomizadas,
Y frenos hidráulicos en los pies de la gente de mi alrededor,
Sólo se me ocurrirá preguntarme la pregunta más hecha en la historia,
Y con más respuestas diferentes en el mundo.
¿Porqué?
Y la respuesta será vana,
Y superflua,
Y arraigada a unas ideas deformadas, sin sustancia.
Será una respuesta moribunda, con otra respuesta preparada para suplirla,
Pero en el mismo estado de salud que la anterior.
Y volveré a hacer la pregunta, y ya no habrá voces contestando,
Tan sólo puños de ira en forma de panfletos publicitarios,
Que venden ideas a cambio de neuronas,
Y alquilan por meses un estado de facebook,
Y un estado de salud mental propenso a la locura.
Pero a cambio nos dibujaran una sonrisa en cada foto,
Y nos venderán espejos con la sonrisa puesta de fábrica,
Para que no tengamos ninguna duda de nuestra propia felicidad,
Para que sigamos por el camino incorrecto,
Viendo en la lejanía nuestro objetivo,
Y viéndolo cada vez más pequeño.
Entonces el rio seguirá sonando,
El sol seguirá dibujando con colores cálidos,
Y fríos, y los mezclará y será maravilloso,
Mientras una golondrina ojea el paisaje desde arriba,
Y baja por curiosidad de verlo más cercano,
Y mientras tanto nosotros,
Sin oídos para escuchar,
Ni ojos para observar,
Sólo nos quedará el sentido común,
Para saber que eso existe,
Y que es más maravilloso sentirlo que obviarlo,
Y que es más placentero quererlo que tenerlo,
Y que es más humano abrir los ojos y verlo,
que obviar lo que sentimos,
que querer tenerlo,
que sentirlo y olvidarlo.