viernes, 19 de febrero de 2010

La magia del momento proviene de dos almas,

Que juegan al escondite,

Después al pilla-pilla,

Y por último, a ver cual es más pura.

Su fuerza es carnal pero su vida es metafísica,

Es versátil y escapista de lo agrio.

Se desenvuelven mejor en la espesura,

Entre sentidos y quejidos,

Dándole la espalda al cielo, al menos una de ellas,

Siendo la otra, la alumbrada por la luz de la luna

En medio de la noche.

Se petrifican como dos escaparates,

que no se mueven pero muestran al mundo su interior.

Pero son dos escaparates íntimamente postrados ante sí.

Sólo se muestran al caer el dolor y el sufrimiento,

Al vencer el vértigo de lo humano,

Y el deseo de inanición del desaliento.

La respiración se acompasa y la vida se detiene en un instante

El mundo se postra ante ellos y la muerte pasa de largo vistiéndose de piedad.

EL color de las cosas parpadea y se muestran cuerdos por fin,

Para darle algo de sentido a romA

Y a todos sus habitantes.

Son entonces una menos de las almas atormentadas

Una más de las almas en paz,

Son entonces el descanso de la vida en una eternidad,

Y todo lo que conlleva ser un alma pura.