miércoles, 25 de agosto de 2010

Recuerdo cuando tenia veinte años...


Recuerdo cuando tenía 20 años.

Pobre tonto.

El mundo giraba con mis pies pegados al suelo.

Y mi cabeza giraba metro ochenta más arriba,

Al son del planeta, como siguiéndolo.

Era parte del mundo de eso no cabe duda,

Aunque sin duda, por aquellas no tenía mucha idea de que parte era yo.


Recuerdo cuando tenía 20 años.

Pobre ingenuo.

No era consciente de la vida,

No al menos tanto como ahora.

No reconocía a mi peor enemigo,

Que como habitualmente en muchos,

No era otro que yo con 20 años.


Recuerdo cuando tenía 20 años.

Pobre de ambición.

Pobre de metas convincentes.

Pero rico de otras muchas cosas,

Que gracias a Dios me sirvieron para que hoy,

La ambición y las metas convincentes,

Me quieran tal y como soy.


Recuerdo, que con 20 años,

Tenía al menos dos cosas claras.

Quien era, y en que no quería convertirme.

Quizá eso sea lo que hoy, con 21 años recién cumplidos,

Me haga ser quien soy.

martes, 17 de agosto de 2010

reflexion desde encima de un ladrillo


Aclaro mi mente, y la relajo,
Levanto la vista al frente y lo veo.
Aprieto los músculos de las nalgas con un gesto de fortaleza en la faz de mi rostro.
Ahora arrojo la vista hacia abajo y veo ese ladrillo de excrementos,
Eso es al menos lo que yo veo.
Respiro profundamente,
Y tras horas de esfuerzo mental y físico
(el mental que requiere el acto en sí,
Y el físico que requiere su posición)
Se me llena el cuerpo de nuevas sensaciones,
De que esta vez sí,
De que en esta ocasión alcanzaré el nirvana,
O su sensación intrínseca.
Así es como me preparo para la ocasión,
Para hacer lo que unos llaman examen,
Y que yo por aquello de quitarle peso,
Y por rememorar otros tiempos más suaves,
Me tomo el capricho de llamarle control.
Todo el mundo sabe que en la infancia
el control era más fácil que el examen,
y yo que hoy me he levantado viendo dibujos,
he desayunado leche con cacao,
y llevo toda la mañana elaborando pensamientos abstractos,
puedo llamarlo hoy “control” y quitarle gravedad,
y peso, a todo este pilón de datos y silogismos.
Y afrontar el problema con la levedad necesaria
Y con la inocencia aconsejable.
Para estudiar con la alegría de un niño,
Y la mente preparada de un hombre dispuesto.

martes, 10 de agosto de 2010

Golpe a golpe... verso a verso....



Al fin y al cabo, lo que veíamos desde lejos
Es lo que al final merece la pena.
El camino, los pasos, su cansancio.
La gente, las sonrisas y conocerlas.
La reflexión, la crítica, el crecer del espíritu.
Dejemos a un lado lo que, paradójicamente,
nos hizo sentirnos a un lado de todo a lo que pertenecemos.
Dejemos atrás, en el camino todas las insensateces, y las inconsecuencias.
Como si no fuesen más que una mísera piedra que nos hace tropezar en el camino,
No la demos más importancia que la de algo de actitud pétrea
y puesto en el peor lugar en el camino.
No pensemos en las masas enardecidas por algo que ni si quiera ellos se han parado a pensar,
No pensemos en que se exaltan con los gritos del gentío,
Sin pensar bien en lo que se está produciendo,
Ni si lo que hacen es realmente lo que quiso Él,
El origen de todo.
No pensemos, en fín, si todo esto ha sido otro error más en la historia del hombre,
Otro fruto prohibido,
Otro saco de poder, avaricia y repelente de moral.
No obstante, pensemos. Eso sí.
Pensemos.
Eso es lo que nos hará libres
y nos dejará encontrar lo verdadero de lo que nos exponen
Y la falsedad de cuanto nos arrojan.
Pensemos para ser quien debamos ser y disfrutar de los que como nosotros,
Saben encontrar el camino por sus propios pasos,
Acompañados de su gente,
Y compartiendo sus inquietudes.
Ese era el mensaje Original, con el que me gusta quedarme,
Y este es el mensaje particular con el que me quedo.
fdo: mi pto de vista