martes, 17 de agosto de 2010

reflexion desde encima de un ladrillo


Aclaro mi mente, y la relajo,
Levanto la vista al frente y lo veo.
Aprieto los músculos de las nalgas con un gesto de fortaleza en la faz de mi rostro.
Ahora arrojo la vista hacia abajo y veo ese ladrillo de excrementos,
Eso es al menos lo que yo veo.
Respiro profundamente,
Y tras horas de esfuerzo mental y físico
(el mental que requiere el acto en sí,
Y el físico que requiere su posición)
Se me llena el cuerpo de nuevas sensaciones,
De que esta vez sí,
De que en esta ocasión alcanzaré el nirvana,
O su sensación intrínseca.
Así es como me preparo para la ocasión,
Para hacer lo que unos llaman examen,
Y que yo por aquello de quitarle peso,
Y por rememorar otros tiempos más suaves,
Me tomo el capricho de llamarle control.
Todo el mundo sabe que en la infancia
el control era más fácil que el examen,
y yo que hoy me he levantado viendo dibujos,
he desayunado leche con cacao,
y llevo toda la mañana elaborando pensamientos abstractos,
puedo llamarlo hoy “control” y quitarle gravedad,
y peso, a todo este pilón de datos y silogismos.
Y afrontar el problema con la levedad necesaria
Y con la inocencia aconsejable.
Para estudiar con la alegría de un niño,
Y la mente preparada de un hombre dispuesto.

1 comentario:

Golfoooo dijo...

Riscaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa animo chaval q son 2 dias