sábado, 4 de octubre de 2014

Ciudad de una edad media relativa



  


Como una ciudad que se da cremas de envejecimiento,
hoy la calle se tiñe de colores ocres y burdeos
los escudos de las paredes cobran sentido
y las mentes de los habitantes encuentran su sitio al fin.

Como un pueblo esperando sus días de gloria,
se desparrama su infinita calidez y su edad manifiesta
se colorean y maquillan las esquinas y sus gentes
y los pies de sus habitantes encuentran su sitio por fin

Como una casa vestida de novia en el día de su muerte,
por cuya puerta no entran pobres vestidos de paisanos
y por cuya ventana no entra el aire, ni sale, ya viciado,
y  cuyo anfitrión no va a alterar la vida por algo tan común.

Como una ciudad que se da aires de vejez,
las personas que la habitan se disfrazan de otras épocas,
dispares y lejanas pero antiguas a la vez,
acordes al clamor de lo cotidiano de esta historia,
cercano a lo que siempre llevan en el anverso de su piel
que aclama más longitud temporal a este entreacto
que concuerda con la vida proyectada por aquél
que prefiere una ciudad vieja y decrepita que es ella misma 3 días al año
a una ciudad joven y despierta que reclama su lugar 362.


martes, 2 de septiembre de 2014

Olvidemos a esa señora, hay que apuntar más alto.




El apuntador en esta escena apuntó demasiado lejos,
las señoras, con tupés en sus abrigos ya no andan sin más,
son precavidas y prudentes, con pensamientos viejos,
conversan entre ellas sin un solo argumento parcial.

El apuntador jamás se apuntó a ese cursillo
De listos que gobiernen con mano blanda y ley dura
No llegaba al listón ni de puntillas el muy pillo
Desde entonces, deprimido se chupa la dentadura

El apuntador alguna vez puntúo al más débil
le dio ganas de vivir y sueños de morir menos joven
y después le despuntó la vida estéril
y ya no era débil ni joven, andaba sostenido en los bemoles.

El apuntador dio la réplica y se marchó elegante
sabiendo que la mala copia no es su culpa
afrontando que su vida no va hacia adelante
y que su destino le lleva por una pendiente abrupta
que se escapa entre ladrillos adosados
y locomotoras esparcidas a ambos lados
de un camino que te estorba, puesto en medio
y señoras criticonas que te dicen “no tiene remedio”.
El apuntador entonces se arma de valor y de escopeta
y apunta.
Por fin apunta como debe apuntar un apuntador sin miedo.
Y dispara justo entre el cardado de una y otra y da de lleno
a la cometa que surcaba el cielo sin maldad ni beneficio
y ante la mirada dispensada de control y sorprendida
de la señora concreta que llevaba el diente pintado de carmín
se despide el apuntador no sin antes apuntar  bien alto y fuerte:
“Se me van dispersando señoras, la función ha concluido,
vuelvan a sus casas sin tupés en los abrigos,
y cuando por fin no estén, ya se habrán ido:
¡Demos gracias al señor por nuestro olvido!”
                                                                              FIN



jueves, 29 de mayo de 2014

Canción de la caída



La vida es una caída
Solo hay que saber caer
Ya lo dijo Harry Quebert
La vida está casi vencida
Solo hay que saberse vencer

El calor de una emoción se va deprisa
Irradiando hasta llegar a una espiral
Donde no descansa nada
Como en un baile frugal
Viaja y te encuentra a ti colgando en vilo
Donde solo existes tú y el vendaval
Para caldear tu alma, en calma,
Para rodearte y darte un respiro

El aire de levante ya te da en la cara
Dice que pongas un pie donde apoyar
Dice que no vuelques nada
Como en un baile en el mar
Buscas otra dirección donde ir colgado
Pero solo existes tú y tu vendaval
Y  un abismo donde caes
Y el viento dándote en la cara
Es un respiro…
Es un respiro.
Dice que estás vivo.

viernes, 25 de abril de 2014

La poesía no se programa




Los problemas de diseño  son la base de mis datos,
Los botones de la trenca tienen forma de tendencia
Si me abrigo sin requisitos me internarán de urgencia
En una sala sin ventanas,  por la que volver al hito

Los problemas de mis datos son la base del diseño
Los diagramas de mi mente son sentencias redundantes
Si reitero me repito entre clases itinerantes
Si confirmo el atributo la entidad pierde el valor

Y cuando llegue ese momento de la sentencia final
La ejecución será inminente y todo será un error,
O varios uno tras otro hasta que sin más y de repente
Sin aviso ni presente, todo vuelva a comenzar
Y se note en el ambiente
El dolor de ser un zote,
Un insufrible malhechor
De lo que has de realizar,
O has hecho en estos días,
O el viento ha rehecho.
Pero era tu tarea, no tu lamento, zopenco.

viernes, 11 de abril de 2014

Palabras de Hamlet




Qué es la nobleza y qué la acrecienta,
Qué vale el honor de una persona cuerda y hoy,
Cuál es el mérito de una persona noble y buena
Cuánta es la bondad necesaria para merecer bondades.

“Si a los hombres se los hubiera de tratar según merecen,
¿Quién escaparía de ser azotado?”
Si a los hombres  se les juzgara por sus sombras y no por sus luces
¿Quién escaparía?
Si a los hombres se les ocultaran todas sus partes nobles
¿Quién se quedaría a ver el castigo?

“Trátalos según  como corresponde a tu nobleza,
Y a tu propio honor”
No dispongas, a su juicio de maldad, tus acciones,
Pon ante todo, el juicio de tu valor y actúa en consecuencia
Preséntate ante el mundo como juez de ti mismo y no del resto
Y consuélate de saber que actúas valorando tu honor.

“Cuanto menor sea tu mérito, mayor será tu bondad”
Combatiendo el deshonor con deshonor, tan sólo eso queda,
Equilibra al mundo dándole aquello que le falta,
Cuanta más bondad arrojes a lo malo, menos malo quedará.

“Acompáñalos”
Y actúa, no te quedes ahí parado, observando lo acaecido en tu mollera
Lo que queda entre tus sienes sólo es real si lo liberas.



Palabras de Hamlet que se quedan,
Que se vierten en tu sien al recordarlas
Reventando ideas previas y llenando diques vacíos hasta ahora
Emitiendo clara y dulce una melodía de acierto, entre las sienes.
Ahora queda corregir al viento y volar en la dirección correcta,
Y al encontrar viajeros desperdigados oír entre las sienes un rumor,
Cercano,
real como una idea:
“Acompáñalos”