
A los que gritan no se les escucha,
A los que hablan no se les oye,
A los que se les oye no dicen nada interesante,
Y a los que se les debería escuchar, no gritan lo suficiente.
Los que escuchan no se hacen oir,
Y los que oyen los gritos no quieren escuchar.
Los que gritan, después no saben hablar,
Y los que hablan no se hacen escuchar.
Las bocas hablan, no se les oye, gritan.
Los oídos escuchan, no entienden nada y pasan a oir.
Las voces calladas, serán más interesantes,
Los gritos ahogados, serán palabras vacías.
Los oídos sordos, inútiles.
Y los hombres inquietos,
Con la boca para alimentarse, y nada más.