
A lo mejor abro los ojos
Y veo un sol desnudo, entre cristales tintados.
O quizá los dejo a prisión de cerrojo,
Y no compruebo si hay sol, o colores pintados.
La luz reflejada es visible,
Como las palabras,
Que se entremezclan con las sombras
Y forman un diálogo de visibles racimos.
Racimos de varios tipos de expresión almacenada,
Que se vuelven más dulces, con el tiempo,
Y que con el tiempo, se pasan.
A lo mejor abro los ojos
Por no verte a cada instante en esta mente.
O quizá los dejo, a prisión de cerrojo,
Y no compruebo que has salido hoy,
Pintada de ocres colores extraños.
Manifestando una despilfarrada devoción por la belleza,
Que te persigue en el camino de la auto-mirada,
Y que se entremezcla con tu entrada a los cielos.