lunes, 23 de mayo de 2011

El estrabismo de España



Por lo general los ojos de un español con una edad impropia de la juventud, siempre miran hacia un lado, están obcecados, se dejan llevar por la cuesta ladeada de la tradición familiar y por las ideas políticas que tienen en su rango de visión.
La cercana historia de España ha sido la causa de grandes y pequeñas desgracias para sí misma, y para su gente. En el mundo hay grandes ideas, pequeñas ideas e ideas absolutamente prescindibles. Pero en España las ideas son como los bebés: si es niño se le viste de azul, si es niña de rosa. En España las ideas se visten del color que “les corresponda”, y se clasifican: las de un color de la raya hacia un lado, y las del otro en el lado contrario. Si fuesen niños o niñas a los que hay que distinguir por el color, esto no sería un problema, pero las ideas no tienen sexo, no sólo no hace falta distinguirlas con un color: asexuadas e incoloras en un principio, si se colorean, se vuelven poco atractivas para quienes tienen los ojos ladeados y la cabeza fija.
Los ojos de un español con una edad propia de la juventud, no saben dónde mirar. Las cuestas ladeadas de la tradición familiar ya no son tan pronunciadas. Tan sólo distinguen dos cúmulos de lo que en lontananza, y cada uno en un extremo de una línea recta dibujada en el suelo, parecen ser ideas revoloteando e intentando escapar de las garras de unos tipos, que con látigos y porras, procuran que no salgan de un perímetro prefijado.
Entonces el joven no sabe dónde mirar, y un ojo se le va hacia las ideas vestidas de niño, y el otro hacia las ideas vestidas de niña. Y deja de ver con claridad, y le embriaga un sentimiento de duda y desesperación.
Llegados a este punto la personalidad individual de cada uno hace su efecto. Unos se quedan quietos y dejan de usar sus ojos estrábicos:, dejan de ver. Otros miran a sus padres o a su entorno y ven que lo tenían más fácil con los dos ojos desviados hacia el mismo punto, y se dejan llevar por la pendiente, ahora más angosta y pronunciada.
Finalmente y por fortuna, hay más gente. Existe quien se acerca a cada cúmulo ideológico y planea una huida para cada idea, y las libera. Y hace de cada idea una parte de su pensamiento. Y las quita las ropitas coloreadas y las deja de un color carne natural, y las deja crecer según sus propios medios y procesos evolutivos. Y se convierte en alguien con ideas propias, y deja de ser estrábico y convierte a sus ojos en algo nuevo y móvil. Y deja de ver las cosas en una dimensión. Se da cuenta de que hay espacio más allá de la línea recta. Y ve a los bizcos y a los de mirada horizontal y fija, y ve gente con cabezas de alquiler, mal cuidadas y con una necesidad imperiosa de que alguien les haga una limpieza general.
Pero no es suficiente tener ideas propias y ver el mundo en varias dimensiones. Tener una gran idea sin llevar a cabo una acción que la ponga en práctica o la defienda, es como si alguien compusiese la mejor canción de mundo, pero no quisiera interpretarla. Es algo inútil. No es ni inútil, sencillamente es como si no existiera. Son ideas que no existen, porque no se transmiten: las ideas que no se comunican no son ideas, son sólo pensamientos.
Por suerte en España el número de gente pluridimensional y mirada personalizada, está creciendo poco a poco, y cada vez más.
Sólo falta que convirtamos nuestros pensamientos en ideas, y nuestras ideas en algo útil para nuestro país, nuestra sociedad, y nuestra política, hasta ahora rectilínea y causante de una sociedad de gente de mirada pérdida y carente de pluralidad, en cuanto a puntos de vista.

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

Felicidades. Haces poesia en prosa que, como siempre que hablas, sentencia

Anónimo dijo...

Amén. Muy buen texto.
http://twitter.com/#!/jpalas54/status/72263384309039105

P.D.: El captcha que me piden para comentarte es "flutio". ¿Alguien sabe lo que es? ¿Es algún tipo de instrumento musical de viento anal?