lunes, 18 de noviembre de 2013

Canción entre adoquines




Los adoquines fríos se refugian entre el gran silencio y nieve pisada,
Los colores grises se acomodan al sentirse en casa
Se dibujan en renglones que no riman,
Para esparcir sus dimensiones sin color:

Abajo la piedra, el asfalto y el adoquín de antes,
El charco entre ellos y la nieve que ya no es blanca,
Algo más alta la pared y sus escudos,
Y el cielo encapotado y protector
Más aun las mentes y sus pensamientos
Más los corazones tristes que pueblan ciudades
Y aun más el alma de quien quiere subir tan alto.

El viento es cegador, y arranca una lágrima
Que se congela antes de vibrar contra el piso gris
La soledad vertebra el corazón de los marchitos,
Que vagan con pena y sin gloria las calles empedradas,
Delineando círculos rectos que no van a ninguna parte

Y todo sigue igual, de desigual que aquella vez
El color que se sigue manteniendo,
En un punto entre el blanco y el negro
Y el frio congelando los infiernos terrenales de sus calles
Y todo sigue igual, se sigue viendo
De algún modo sin llegar al negro

Enfrente las calles, las luces y el abrigo de niebla
El hielo en un velo que cubre tu ventana
Algo más baja la hierba olivácea pero incolora
Y el suelo encapotado y su quietud
Más aun las manos y sus obras
Más los ojos que no ven el horizonte

Y todo sigue igual, de desigual que aquella vez
El color que se va oscureciendo,
En un punto entre blanco y negro
Y el frio congelando los infiernos terrenales de sus calles
Y todo va fatal, y sigue el viento
De algún modo congelando el tiempo...

...y aun más el alma de quien quiere subir tan alto.

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