domingo, 4 de enero de 2009

El sol se esconde entre nubes ennegrecidas de rencor

La luz que antes se disipaba por todo nuestro entorno ahora fallece

Se muestra cada vez menos latente.

La oscuridad invade cada rincón de cada llano,

Se cuela en cada rendija de claridad, y se coloca estratégicamente.

Como acechando.


La ceguera se manifiesta por naturaleza,

La rabia se concreta en cada pétalo de furia

Y la vida se contrae a la vez que se distrae

Como absorbida por la magia del momento.

Y no creo que sea algo fortuito.

Nunca creí en el destino ni en la manera que se tiene de verlo.

Pero a veces resulta todo tan… inevitable.

Es como pestañear, abrir la boca, o mover los músculos de la cara.

Es inevitable.

Es como andar cuando sabes q tienes que ir a algún sitio.

O como rascarte cuando te pica la nariz.

O como pasar la página de un libro mientras estas leyendo.


¿¿Ese es el destino??

No está escrito, pero sabes que tarde o temprano pasara…


El tiempo, antes poco considerado pero querido

Se va acordando de nosotros, y sonríe.

Se venga de cada minuto perdido.

Como si tuviera que ganar esta partida,

en la que sólo juega él;

Contra sí mismo;

Y curiosamente pierde, como si no tuviera otro remedio a su pesar.

Como si cada minuto perdido, por cada uno de nosotros,

Fuese una ofensa para él.

Como si cada tiempo acontecido en el pasado

Fuese algo por lo que temporizar el futuro.

Como si cada segundo de cada minuto,

no fuese también un segundo de cada hora,

ni un segundo de cada día,

ni un segundo de cada vida.


El tiempo no es vida,

Pero la vida se vive a lo largo del tiempo.

La vida, no es tiempo.

Pero el tiempo se va tirando a lo largo de la vida;

De cada vida,

Cada tiempo.


Hace frio en la esquina en la que me encuentro, y eso me hace despertar de esta vida

Supongo que el frio nos hace pararnos a pensar, e incluso puede llegar a hacernos daño.

Sin embargo, supongo, que nunca fue esa su intención,

Supongo, en fin, que el frio es falta de calor, y no falta de abrigo.

Supongo, en fin, que el daño que causa el frio, no se cura echándose mantas encima.

Supongo, en fin, que el frio que causa el daño, se curara algún día, cuando enciendan la calefacción.

1 comentario:

Grito_silencioso dijo...

Espero que enciendan pronto la calefacción, porque me estoy quedando helado. Mi tiempo se consume como una hoguera en medio de una calurosa mañana en el desierto.

Hay cosas que resultan inevitables y son como son y pasan sin otra explicación que el deseo del corazón.

Me arrepiento y lloro por aquello que perdí y no me fue robado. Estoy triste por la perdida de mi felicidad y de la persona que me unía al momento más feliz de mi vida. Ahora mis pensamientos son los más oscuros que se pueden sacar del lugar más recóndito de mi mente, espero que esta tormenta claree y pueda volver a salir del agujero situado en medio de un montón de gente.

Ahora mismo miro a la nada para no perder mi alma en medio de la lucha interior, siento que el autor inevitable, sabía al igual que el comentarista atormentado el desenlace desde tiempo pasado. Siendo por uno esperado y por el otro deseo de prolongar el momento hasta el instante infinito.

Grito silencioso